El golpe militar parcialmente fallido de 1936 provocó una lucha fratricida entre las dos Españas que se prolongó durante tres años.
Hubo una tercera España, aquella que no hicieron la guerra ni para defender la República del fascismo, ni para impedir que los rojos partieran la patria.
Simplemente fueron a un bando o a otro por razones geográficas, allí donde vivían fueron reclutados y llevados al frente sin más.
El bando nacional llegó a contar para final de la guerra con un ejército de más de 1.260.000 hombres. Una gran mayoría de estos provenían de levas y reclutamientos forzosos.
Fueron soldados a la fuerza, obligados a luchar en una guerra que no querían dentro de su propio país.
Mi abuelo fue uno de ellos.