
La fotografía editorial es un género que va más allá de simplemente capturar imágenes. Su propósito es contar una historia visual que complementa y enriquece el contenido escrito, ya sea en revistas, libros, blogs o cualquier publicación que busque transmitir una narrativa más profunda a través de imágenes. Ya sea en moda, arte, gastronomía o cultura, la fotografía editorial debe capturar la esencia de un tema de manera creativa y auténtica, conectando emocionalmente con la audiencia.
La semana pasada, tuve la oportunidad de adentrarme en este mundo mientras realizaba una sesión de fotografía en el taller de Miquel Aparici, un artista cuya obra encarna perfectamente la esencia de la creatividad sin límites. «Hace años, una persona me dijo: ‘Tus manos sanarán o harán arte’,» me cuenta Miquel, mientras recorre su estudio situado en el edifici Freixes en L’Hospitalet de Llobregat. Su taller, un espacio rodeado de esculturas formadas a partir de objetos reciclados esta cargado de historias y de materiales en transformación, fue el escenario perfecto para capturar no solo su trabajo, sino también la magia que ocurre cuando la imaginación y el reciclaje se encuentran.
Miquel Aparici, quien fue director de arte de la revista El Jueves y de National Geographic, decidió seguir el camino que desde pequeño tenía en mente: comenzó su carrera artística realizando pinturas con café, buscando expresar una sensación de vida a través de la simplicidad del material. Sin embargo, a medida que su obra fue evolucionando, decidió dar un paso más y llevar sus dibujos a un plano más tridimensional, buscando darles mayor vida. Fue así como comenzó a crear esculturas, utilizando principalmente materiales reciclados. Este giro hacia el arte tridimensional fue un punto de inflexión en su carrera, permitiéndole transformar objetos que otros considerarían desechos en piezas únicas llenas de carácter.
La obra de Miquel Aparici ha sido vista por muchas personas, tanto en España como fuera del país. Ha expuesto en importantes galerías de arte en toda España, y su trabajo ha viajado a lugares como Nueva York y Copenhague, donde ha sido apreciado por un público diverso.
En la sesión de fotos, mi objetivo no era solo hacer fotos para la web, sino capturar la esencia del trabajo de Miquel. Me enfoqué en mostrar su estilo y cómo transforma objetos simples en arte. Fotografié retratos suyos, detalles de su taller, el espacio donde trabaja y las herramientas que usa. También quise resaltar cómo esos objetos cotidianos cobran vida en sus manos.
La luz que utilicé era a veces suave y otras más directa, para darle a las fotos una atmósfera que reflejase su trabajo. La idea era mostrar su proceso de forma auténtica, más allá de solo tomar fotos.
Puedes ver el trabajo completo aquí.